Estas son las 4 cosas que una pareja sana no hace

Todas las parejas, inevitablemente, tienen incompatibilidades o las desarrollan en la relación pero no por ello todas las parejas escalan en la conflictividad. En esta entrada del blog quiero hablaros de las cuatro variables que cuando se instauran en el seno de una pareja, la abocan irremediablemente al fracaso, pero también del lugar en el que se aprenden estas conductas (la familia de origen) y de las estrategias y habilidades que las parejas sanas ponen en marcha para evitar que estos cuatro jinetes del apocalipsis campen por tu relación a placer.

Como te decía, existen cuatro variables potencialmente killers de cualquier relación. Ninguna pareja está exenta de que alguna vez se presenten a lo largo de su historia, pero no es lo mismo la presencia esporádica y el afrontamiento rápido, que la instauración de alguna o todas ellas en la vida cotidiana sin que medie ningún tipo de atención o reparación al respecto. Estas variables son indiferencia, negligencia, violencia en el más amplio sentido de la palabra y desprecio. Hablemos un poquito más a fondo de cada una de ellas.

 
2.png


INDIFERENCIA

Aparece cuando empiezas a sentir que la otra persona no se está ocupando de ti, o cuando a ti ya no te importa la otra persona. Lo que es, lo que siente, lo que piensa, sus sueños o preocupaciones... simplemente ya no te importa. Es muy degradante porque sientes o haces sentir que no importas, que no eres nada.
Que importamos a alguien es la esencia de cualquier relación porque las personas somos seres de significado, así que cuando la indiferencia aparece, se acabó. Te desconectas.


NEGLIGENCIA

Aparece cuando das por hecha la relación, cuando crees que ya no hay nada que hacer y que él o ella se mantendrá ahí inmutable y para siempre. Siempre que haya prioridades a la pareja y que éstas se produzcan sistemáticamente, está habiendo negligencia. Parece que siempre hay algo más importante que tu pareja o que tu no eres la prioridad rara vez para la otra persona. Simplemente no se trabaja en la relación y ésta pasa a ser algo secundario. Las relaciones se trabajan y se construyen día a día, si no es así se vuelven frágiles como un castillo de arena. Debemos estar ahí mimándo y reforzándolo ante el desgaste de las olas o si no, desaparecerá.
¿Significa esto que debemos ser unas pesadas, unos cargantes, que siempre están pendientes del otro y lo asfixian con sus atenciones?. ¡Para nada!. Basta con estar disponible, con permanecer levemente alerta para detectar necesidades o simplemente mostrar que estás ahí para el otro.


VIOLENCIA

Y microviolencias. La falta de respeto, el abuso, el silencio, el maltrato... ¿Te imaginas hablando mal a tu superior en el trabajo?¿Eres sarcastica/o con agentes de la autoridad?¿Insultarías a un/a juez?. Si lo haces estás lista/o... ¿Entonces por qué sí te comportas así con tu pareja?¿Solo porque crees que ella o él estarán ahí para siempre?. Ese concepto de familia que creamos en torno a nuestra pareja puede hacernos creer que la relación es inmutable, para siempre, y que podemos cometer cualquier tipo de violencia o microviolencia hacia nuestras parejas.
Muchas veces, en consulta, las personas que tienen problemas para gestionar la cólera me preguntan totalmente acongojadas que por qué estos “arranques” siempre los tienen con sus seres más queridos y cercanos, por qué pagan ellos el pato aunque no estén involucrados en el asunto. La repuesta puede estar muy próxima a esta circunstancia, la de que solemos entender que “la familia” siempre está ahí, nunca se irá pase lo que pase, hagamos lo que hagamos y se nos olvida que la familia (sea de sangre o no) está compuesta por seres humanos que merecen ser tratados con dignidad y respeto a todos los niveles. Trata a tu pareja como lo harías con cualquier otra persona en otro entorno diferente al doméstico.


DESPRECIO

El desprecio es la variable genuínamente "killer", acaba con cualquier rastro de amor en muy poco tiempo. Cuando te tratan con desprecio te degradan, te hacen saber que no eres nada, no vales nada. Te sientes pulverizada con una mirada, una ceja arqueada, una risa burlona. Cuando tu pareja te abochorna en público: eso es desprecio.
Realmente parece que hay poco que recuperar aquí ¿verdad?. Cuando el desprecio enseña la patita… vaya, mal asunto.

 

¿Dónde y cómo aprendemos las habilidades necesarias para poder desarrollar relaciones sanas cuando somos adultos?


 

A lo largo de nuestra vida, hay dos tipos de relaciones que son muy semejantes: la que mantenemos con nuestros padres o las personas que nos crían y la que tenemos con nuestras parejas. Por eso, en terapia de pareja, el terapeuta suele indagar en la historia familiar de las personas que acuden a consulta y realiza un analisis funcional de determinadas conductas sociales que se han aprendido desde una digamos que tierna infancia.

La familia de origen es el lugar en el que aprendemos conceptos como intimidad, confianza, lealtad, compromiso, unión, etc. y todas las habilidades relacionadas con la expresión del afecto o del malestar, pedir, dar o recibir, realizar o encajar críticas, expresar las ideas y las opiniones y todo esto respetando los derechos y sensibilidades del resto de miembros del grupo. Pero también en el seno de la familia aprendemos lo que son los celos, el ser posesivo, la necesidad de venganza o el ser mezquinos y rencorosas.
En la infancia y la adolescencia podemos tener la suerte de ver el amor, el apoyo, el compromiso, la resolución de conflictos, etc. o la desgacia de vivir entre continuas discusiones, enfados, frialdad, ausencia de intimidad y expresiones de cariño… y llevamos todo eso con nosotros de camino a la vida adulta en nuestra mochila.

Si este segundo caso es el tuyo, tal vez te hayas dicho a ti misma/o un millón de veces eso de “yo jamás haré , diré o actuaré como mi padre o como mi madre” y sé que de veras lo intentas, lo deseas y muchas veces lo consigues. Pero otras veces lo llevas tan dentro de ti que cuando te enfrentas a estresores, a situaciones complicadas, todo eso sale y te hace sentir aún peor. Te comportas como una idiota, como un auténtico tonto insensible e irrespetuoso con tu pareja y luego te arrepientes porque te estás viendo 100% reflejado en uno de tus padres, o en ambos. Te das cuenta de que has hecho daño a una persona a la que amas profundamente y te preguntas ¿por qué?.

Pero lo más curioso de ello es que cuando nos comportamos mal con la pareja y nos sentimos avergonzados, en lugar de actuar de una manera más adaptada y funcional elegimos esconderlo, incluso llegando al punto de culpar de nuestro mal comportamiento al otro. Él se lo buscó, Ella lo provocó. Y en lugar de corregir la situación, la empeoramos.

 
1.png

¿Cómo solucionarlo?


 

Pues hacen falta valor y humildad. Valor para hacer un cambio real aunque cueste, aunque duela. Valor incluso para pedir ayuda profesional si nos vemos muy perdidos a la hora de entender por qué nos comportamos cómo lo hacemos o si sentimos que tenemos limitaciones para relacionarnos correctamente con la pareja (incluso también con otras personas).

La humildad es muy necesaria en el sentido de que debemos enfrentarnos con el error, responsabilizarnos de nuestros dichos y actos, reconocer el daño o sufrimiento que hemos causado y saber pedir perdón por ello. Con palabras, sí, pero especialmente con el compromiso de no seguir actuando así y definitivamente no hacerlo.

No es un trabajo fácil ni que ocurra de la noche a la mañana. Tampoco es lineal. Es todo un proceso en reeducación emocional, en que aprendes a detectar cuáles son tus detonantes y disparadores para ser más capaz de anticipar una respuesta alternativa a la que estás habituada, acostumbrado a dar. Una respuesta mucho más adaptativa y funcional, por supuesto. Además puedes aprender técnicas que te ayuden a lidiar con el estrés o la tristeza que te producen esta situación en la que estás inmersa, metido, a la par que habilidades sociales y asertivas que te permitan tener una mejor comunicación y relación con tu pareja y el resto del mundo.

Vuestra paz mental no tiene precio así que si estáis dispuestos a comenzar terapia debéis saber que no es un camino fácil o que se haga sin esfuerzo, pero sin duda es el camino a seguir si queréis conservar y cultivar la relación no sólo con la otra persona, sino también con vosotros mismos. Os animo a intentarlo, merece la pena ❤️

 

¿Quieres recibir información sobre terapia individual o de pareja?

 
Terapia Integral de Pareja (1 sesión) Terapia Integral de Pareja (1 sesión)
Vista rápida
Terapia Integral de Pareja (Bono de 4 sesiones) Terapia Integral de Pareja (Bono de 4 sesiones)
Oferta
Vista rápida
Terapia Integral de Pareja (Bono de 4 sesiones)
Precio de oferta: 380,00 € Precio original: 400,00 €
Anterior
Anterior

ASÍ ACTÚA LA ANSIEDAD SOBRE TU APARATO DIGESTIVO

Siguiente
Siguiente

COVID-19: Un virus que genera mucha angustia