Cómo ayudar a tu pareja cuando tiene ansiedad

Los trastornos de ansiedad, junto a los del estado de ánimo, son actualmente los trastornos de mayor incidencia en la población mundial. Todos somos susceptibles de experimentar ansiedad en algunos momentos concretos de la vida, aunque por desgracia en muchas ocasiones y dependiendo de la gestión emocional que hagamos de un antecedente concreto, un trastorno de tipo episódico puede llegar a cronificarse con todas las consecuencias negativas que en el largo plazo esto conlleva para las personas que los padecen.

Cuando una persona sufre ansiedad vive una doble lucha: la que mantiene consigo misma y su ansiedad y la que sostiene frente al mundo exterior intentando no dejar traslucir ni que se vea lo que le está ocurriendo. Por suerte las tornas están cambiando y ya no se siente tanto complejo al verbalizar que se está sufriendo un ataque de pánico o sintiendo ansiedad, pero aún existe esa vergüenza social a la hora de hablar abiertamente de salud mental y, las personas que padecen trastornos de ansiedad, la viven muy intensamente.

Antes de darte una serie de consejos prácticos que puedes poner en marcha con tu pareja cuando ésta siente ansiedad, me gustaría enumerar los diferentes trastornos de ansiedad para que tengas en cuenta las diferencias entre ellos y sepas catalogarlos mejor:

 

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD

 
  • Ataques de pánico.

Se siente un intenso miedo y terror, acompañado de pensamientos de muerte y pérdida de control así como una tendencia irresistible a salir del lugar en el que se está.


  • Trastorno de pánico con y sin agorafobia.

Se caracteriza por ataques de pánico recurrentes y miedo a las sensaciones físicas que éstos producen, de tal forma que constantemente se teme que uno de estos episodios se vuelva a repetir. Se trata de un trastorno en el que lo que se teme es el propio miedo y se produce agorafobia cuando la persona comienza a evitar sistemáticamente lugares en los que considera que podría tener un ataque de pánico.


  • Fobias específicas.

Una fobia es un miedo marcado, persistente y excesivo o poco razonable a un objeto o situación específicos. La exposición al objeto temido desencadena un ataque de pánico con un fuerte deseo de huir del objeto o la situación. Las personas que lo padecen reconocen la irracionalidad de su miedo, pero no pueden evitarlo.


  • Fobia social.

Se caracteriza por un miedo excesivo y persistente así como por la evitación de situaciones que impliquen la interacción social y la evaluación de los demás. La padecen personas con alta consciencia personal y que sienten inadecuación social real o percibida, También les preocupa que los demás perciban ese malestar social. Estos miedos se viven como irracionales y causan un gran estrés vital.


  • Trastorno de estrés postraumático.

Se trata de un miedo excesivo que surge por el recuerdo de una vivencia traumática. La persona está constantemente activada y preocupada por su seguridad personal.


  • Trastorno de ansiedad generalizada.

Se trata de un cuadro de preocupación excesiva por un gran número de acontecimientos y actividades durante la mayor parte del tiempo, que ocasiona un fuerte estrés y un importante deterioro en la calidad de vida de la persona. Se dan intentos persistentes y fallidos de detener las preocupaciones y reducir la ansiedad así como la tensión muscular, el insomnio, la fatiga, irritabilidad, falta de concentración o incluso disfagia.


  • Trastorno obsesivo compulsivo.

La persona tiene pensamientos, imágenes o impulsos repetitivos y persistentes que se asocian a una fuerte ansiedad y que se entienden como invasivos e irracionales. Las compulsiones son acciones que se repiten para evitar la ansiedad que producen los pensamientos obsesivos. Las obsesiones y los rituales provocan un estrés muy marcado e interfieren en las rutinas cotidianas y el funcionamiento social de la persona que los experimenta.

 

ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS PARA AYUDAR A TU PAREJA CUANDO TIENE ANSIEDAD

 

Estos consejos son válidos para ayudar a cualquier persona de tu entorno que esté sufriendo ansiedad, aunque he decidido orientar el post a la pareja porque es una de vuestras consultas más frecuentes en la web. ¡Vamos allá!:

 
 

Nº1 validar

Es tal vez el consejo más importante que voy a darte. Validar las emociones de la otra persona es siempre el primer paso para ayudarla independientemente de que seas capaz o no de comprenderla. No todos tenemos las mismas experiencias ni las vivimos de igual manera. Tu trabajo no es entender, solo apoyar, por lo que has de sustituir expresiones del tipo “cálmate, todos nos sentimos así de vez en cuando y no pasa nada”, “relájate”, etc. por otras como “tal vez no entienda cómo te estás sintiendo ahora, pero me importas y quiero ayudarte” o “estoy aquí contigo hasta que pase”.

 
 

Nº2 no la/le sobreprotejas

En la ansiedad y sus trastornos, la evitación como estrategia para lidiar con el malestar está a la orden del día. Pero justamente son esas conductas de evitación las que mantienen el problema y, con el paso del tiempo, lo ayudan a crecer y generalizarse. Es muy tentador creer que al dejar que la persona que sufre ansiedad evite cosas como ir al trabajo, relacionarse, realizar actividades de la vida diaria, etc. haciéndonos nosotros cargo de ello, vamos a ayudarla. En realidad lo que estamos haciendo es formar parte de ese círculo vicioso de la evitación. Es muy duro sentir ansiedad y también lo es estar con alguien que la está sufriendo en un momento determinado, pero tenéis que tener muy claro que es algo pasajero y que hay que aprender a gestionar (la terapia aquí ayudará mucho). Que evitar los posibles desencadenantes no hará más que mantener el problema o hacerlo más grande. Vuestra psicóloga/o os explicará cómo funciona y se mantiene la conducta ansiosa y os dará las claves para desactivarla.

 
 

Nº3 DEJA QUE AFRONTE EN SOLEDAD

Puede parecer duro, pero te aseguro que no le va a pasar nada. Los psicólogos distinguimos entre tres tipos diferentes de evitación: la abierta o manifiesta, la encubierta o cognitiva y las conductas o conductas de seguridad. Tú, como pareja de alguien que padece un trastorno de ansiedad, podrías entrar en esta tercera categoría. Es decir, serías algo así como un objeto que aporta tranquilidad y seguridad, que está ahí como un dique que impide que la persona afectada viva entera, íntegra y completamente las situaciones que teme, impidiendo por tanto que las experimente al completo para comprobar que puede hacerlo por si sola sin problemas y, lo que es más grave: manteniendo la creencia de que dichas situaciones son peligrosas y por tanto deben ser evitadas.

 
 

Nº4 NO OCULTES TU MALESTAR Y MANTEN TU APOYO

Cuando la situación nos supera o nos hace sentir mal, lo más adecuado no es esconderlo. Lo que ocurre es que cuando acompañamos a una persona con algún problema psicológico solemos silenciar nuestras propias emociones al respecto para no sobrecargarla, para no hacerla sentir aún peor. Siento decirte que esto no funciona así, que se puede y se debe expresar cómo uno se siente en cada momento dentro del respeto y la sensibilidad hacia el otro y que hacerlo no va en contra de seguir estando ahí para tu persona, apoyándola, ayudándola y acompañándola en su proceso. Recuerda que eres humano/a, que tú también tienes emociones y sentimientos y que es bueno que seas capaz de expresarlos y comunicarlos. Una fórmula que nunca falla a la hora de expresar asertivamente los propios sentimientos sin que la otra persona se sienta juzgada, criticada o atacada es la de “Cuando tu haces/dices/te comportas…”, entonces “yo me siento …”. Nada de tú me haces sentir, no debemos responsabilizar a los demás de nuestros sentimientos, pero no hay nada de malo en comunicarles como sus conductas nos afectan personalmente.

 
 

Nº5 CUIDA DEL OTRO PERO TAMBIÉN DE TI MISMO/A

Parece de cajón, pero en la práctica es algo que frecuentemente se olvida. A veces nos volcamos tanto en apoyar a quienes queremos que terminamos desgastándonos. Esto no es bueno ni por ti mismo/a ni de cara a la relación, que puede verse afectada por estos factores. Es importante que recuerdes que tú también tienes necesidades y que éstas son tan importantes como las de los demás. Está bien ser generoso/a en los momentos de crisis o cuando hay problemas, y no hay nada de malo en dejarse a una/o misma/o en un segundo lugar cuando la ocasión así lo requiera, pero no debe convertirse en una práctica habitual, por lo que resérvate siempre que puedas un tiempo que dedicar solo a ti, a tus gustos, aficiones, a tu auto-cuidado.

 
 

Nº 6 PROPORCIÓNALE INFORMACIÓN Y AYUDA

Infórmate sobre aquello que crees que le está ocurriendo y comparte dicha información con esta persona. Repite con calma y paciencia los puntos que no se comprendan muy bien, así como lo que te gustaría que ocurriera o cómo crees tú que podría desbloquearse el problema. Te recuerdo aquí que la escucha activa y la comunicación asertiva se hacen muy importantes. Si puedes, facilítale el acceso a la ayuda profesional que probablemente está necesitando, porque por más que quieras a alguien, por más que en tu voluntad esté ayudar a esa persona, tal vez te faltan algunos recursos y conocimientos para hacerlo de la manera apropiada. No tienes que saberlo todo ni sentirte culpable por ello. Allí donde ya no llegamos, los profesionales están para ayudarnos.

 
 

¿TU PAREJA O ALGUIEN MUY CERCANO A TI ESTÁ SUFRIENDO UN TRASTORNO DE ANSIEDAD Y NO SABES CÓMO AYUDARLE?

Rellena este formulario si quieres solicitar una consulta de valoración inicial para ti o esa persona

 
Anterior
Anterior

Así afecta la ansiedad a los y las adolescentes

Siguiente
Siguiente

Depresión de alta funcionalidad