PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES (PAS) ¿MITO O REALIDAD?

Si has empezado a leer porque te apasiona este tema o tienes mucha curiosidad por el concepto de persona altamente sensible, tengo que advertirte de algo importante. Este post sólo pretende poner un poco de evidencia científica sobre este asunto, nada más. Aquí encontrarás que existe información que avala algunas cosas y otra que desmantela este concepto hoy en día tan popular o tan de “psicología pop” especialmente en lo que tiene que ver con patologización o etiquetado innecesarios de determinadas personas. Advierto de que también va a haber algo de crítica hacia los profesionales que han abierto un mercado muy lucrativo de libros de autoayuda, seminarios e incluso terapia que, en muchos casos, explotan el sufrimiento y la vulnerabilidad de las personas etiquetadas como altamente sensibles.

 

VAMOS A EMPEZAR: ¿QUÉ SE ENTIENDE POR PERSONA ALTAMENTE SENSIBLE

«sentirse igual que un globo rodeado de cactus» es como algunas personas describen la alta sensibilidad.

El término PAS fue presentado o introducido por primera vez en el libro de Elaine Aron "The Highly Sensitive Person" en 1996. Aron fundamentó su teoría en observaciones clínicas y cuestionarios diseñados para identificar niveles de sensibilidad en individuos. Desde entonces, ha desarrollado una serie de estudios y escalas para medir este rasgo. Según Elaine Aron, aproximadamente el 15-20% de la población podría clasificarse como PAS (HSP en inglés) y estas personas supuestamente presentarían cuatro características fundamentales:

  1. Respuestas emocionales intensas.

  2. Sensibilidad a estímulos físicos (ruidos fuertes, luces brillantes).

  3. Procesamiento profundo de la información.

  4. Alta empatía y reactividad emocional.

¿Existe evidencia Empírica y neurofisiológica que apoye la existencia de las personas PAS?

Pues sí, como constructo, el término Persona Altamente Sensible parece tener validez. El concepto de validez en investigación se refiere a lo que es verdadero o lo que se acerca a la verdad. En general se considera que los resultados de una investigación serán válidos cuando el estudio está libre de errores. La validez abarca el concepto experimental entero y establece si los resultados obtenidos cumplen todos los requisitos del método de la investigación científica o no. En cristiano: parece que las investigaciones que se han realizado respecto a si existe o no este rasgo de alta sensibilidad apuntan a que sí, podemos decir que este rasgo sí existe. Pero ojo aquí, es un rasgo, no es una enfermedad ni un trastorno, es una características que tiene implicaciones biológicas y psicológicas.


Estos son algunos de los datos que apoyan la validez del constructo de PAS (al final del post te adjunto la bibliografía consultada):

  1. Aportación de la investigación neurofisiológica:

    • Existen estudios de Resonancia Magnética Funcional (fMRI) que han demostrado que las personas con alta sensibilidad muestran una mayor activación en áreas del cerebro relacionadas con la empatía y la conciencia social, como la ínsula y la corteza cingulada anterior. Un estudio realizado por Bianca Acevedo y sus colegas encontró que las PAS tienen una mayor activación en estas áreas cuando se les presentan imágenes de rostros humanos en diversas expresiones emocionales, lo que sugiere una mayor empatía y procesamiento emocional profundo.

  2. Aportación de la investigación genética:

    • Algunos estudios sugieren que la sensibilidad podría tener una cierta base genética, aunque personalmente pongo esta información en cuarentena. Por ejemplo, investigaciones sobre polimorfismos en genes relacionados con la serotonina (como el gen 5-HTTLPR) han encontrado que ciertos alelos pueden estar asociados con una mayor sensibilidad emocional y reactividad al entorno. Como te decía, por ahora prefiero tomarme estos datos con cautela, no porque no sean reales sino porque no debiéramos caer en reduccionismos genéticos o puramente biológicos.

  3. Aportación de la investigación psicofisiológica:

    • Parece que las PAS tienden a mostrar respuestas fisiológicas más fuertes a determinados estímulos. Por ejemplo, un estudio realizado por Elaine Aron y Arthur Aron reveló que las PAS tienen una mayor reactividad del sistema nervioso autónomo, lo cual se mide a través de indicadores como la variabilidad de la frecuencia cardíaca y la conductancia de la piel. Parece lógico pensar que a nivel individual cada persona tiene un umbral de sensibilidad en cuanto a los estímulos que se presentan en cada contexto, pero esto, por si sólo no indica que realmente podamos argumentar la existencia de personas altamente sensibles sin más.

  4. Evidencia Conductual y Cognitiva:

    • Las PAS suelen puntuar más alto en escalas de sensibilidad sensorial y emocional, como la Escala de Sensibilidad de Sensación (Sensory Processing Sensitivity, SPS). Estos cuestionarios han sido validados en múltiples estudios y muestran consistencia en la identificación de individuos con alta sensibilidad, así que podría ser un factor a tener en cuenta.

 

INTENTEMOS MIRAR CON OJO CRÍTICO TODA ESTA EVIDENCIA CIENTÍFICA

Como decía al principio, aunque el constructo de persona altamente sensible (PAS o HSP) ha encontrado una audiencia considerable en la cultura popular, su aceptación en la comunidad científica es limitada y controversial y eso no es malo. Al contrario, sólo a través de la duda podemos afinar más y alentarnos a descubrir si realmente hay algo bajo este término tan comercial.
¿Qué puntos deberíamos tener en cuenta para poner en marcha ese ojo crítico en cuanto a lo que se ha encontrado con base en la evidencia?

  1. Falta de consenso diagnóstico: El concepto de PAS no está reconocido como un diagnóstico formal en manuales de referencia como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) o la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades). Aunque yo no sea precisamente la mayor fan de dichos manuales, lo cierto es que este hecho ya nos sugiere que existe una falta de consenso entre los profesionales de la salud mental sobre su validez como categoría diagnóstica .

  2. Superposición con otros trastornos: Muchos de los rasgos descritos para las PAS (como la alta sensibilidad emocional y la reactividad) se superponen significativamente con características de trastornos que sí están reconocidos como tales, como el Trastorno de Ansiedad Social, Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y ciertos tipos de Trastornos de Personalidad. Esto complica la distinción clara y precisa de lo que constituye ser una PAS .

  3. Evidencia empírica limitada: Los estudios realizados hasta ahora sobre la PAS tienden a ser auto-informados y carecen de la robustez metodológica necesaria para establecer una base científica sólida. Las investigaciones a menudo se basan en cuestionarios subjetivos que pueden estar sesgados por la percepción personal de los encuestados, por no hablar de los propios sesgos de los y las investigadoras.

  4. Dificultad para medir la sensibilidad: Medir la "sensibilidad" es intrínsecamente complejo y subjetivo. La variabilidad individual en la percepción y respuesta a estímulos hace que sea difícil establecer criterios objetivos y cuantificables que sean fiables y tengan validez.

Es por ello que a pesar de la popularidad del concepto de Persona Altamente Sensible, la evidencia científica no termina de respaldar su validez como una categoría psicológica formal. La falta de reconocimiento en los principales manuales diagnósticos, la superposición con otros trastornos y la limitación en la metodología de investigación sugieren que la Personalidad Altamente Sensible es más un constructo teórico que una entidad clínica concreta. En lugar de clasificar a las personas bajo la etiqueta de PAS, es más beneficioso abordar sus experiencias y desafíos individuales a través de un enfoque personalizado y basado en la evidencia científica. Esto incluye considerar factores emocionales, cognitivos y contextuales que influyen en su bienestar psicológico. Por eso, para aquellas personas que se identifican con las características descritas por la teoría PAS, es crucial buscar apoyo profesional que considere la totalidad de su experiencia humana, sin limitarse a un solo constructo teórico.

 

ENTONCES EN QUÉ QUEDAMOS, ¿SON LAS PAS UN MITO O UNA REALIDAD?

Habiendo examinado una pequeña parte de la evidencia a favor y en contra de la existencia del constructo de persona altamente sensible, podemos pensar que sí existen diferencias en cuanto a cómo algunas personas procesan la información contextual. Seguro que conoces a gente o te ha sucedido a ti misma, a ti mismo, que se excita más y se vuelve más reactiva en un entorno con determinado nivel de ruido o iluminación, pero esto, en sí mismo no debería ser considerado como un problema psicológico o una patología. Simplemente hace referencia a la sensibilidad que esa persona tiene y ya sabemos lo difícil que es medir esto de forma que podamos establecer unos criterios objetivos.

En la vida cotidiana podríamos poner muchos ejemplos de cómo esta sensibilidad puede afectar a la conducta de las personas. Ahí van algunos ejemplos muy sencillos:

Ejemplo 1: Clara y el centro de trabajo.

Contexto: Clara trabaja en una oficina abierta con mucho ruido ambiental y actividad constante.

  • Antecedente: El ruido de teléfonos, conversaciones y el tecleo constante. Hay un ambiente ruidoso y concurrido.

  • Respuesta emocional: Clara se siente abrumada, tiene dificultad para concentrarse y experimenta una fatiga creciente. Se da un aumento de la ansiedad o de la respuesta de estrés.

  • Conducta: Clara comienza a evitar tareas complejas que requieren alta concentración y solicita trabajar desde casa para reducir el estrés.

  • Consecuencias: Aislamiento que le impide gozar de los reforzadores que estarían a su disposición en un contexto más social. Dificultades para desarrollarse y promocionar. La evitación del ambiente estresante refuerza su necesidad de un entorno tranquilo para funcionar con eficiencia.

    Este sería el problema, no que Clara sea altamente sensible a algunos estímulos. Podríamos abordarlo desde un programa de gestión emocional con exposición o con soluciones mucho más simples orientadas al control de los estímulos molestos, como el uso de auriculares con cancelación de ruido o crear en el entorno laboral áreas de silencio, así como promover el teletrabajo en días específicos.

Ejemplo 2: Juan y el instituto.

Contexto: Juan es un estudiante de secundaria en una escuela con aulas bulliciosas y exigencias académicas altas.

  • Antecedente: Exámenes y tareas escolares complejas. Un entorno de presión académica y ambientes ruidosos.

  • Respuesta emocional: Juan se siente abrumado, experimenta altos niveles de estrés y presenta síntomas físicos como dolores de cabeza.

  • Conducta: Juan comienza a evitar ir la escuela.

  • Consecuencias: Las calificaciones de Juan bajan, su rendimiento académico disminuye y comienza a reportar problemas de autoestima añadidos a su sentimiento de incapacidad para manejar el estrés.

Ejemplo 3: María y las relaciones sociales.

Contexto: María asiste a reuniones sociales con amigos frecuentemente, pero estas reuniones suelen ser en lugares muy concurridos y ruidosos.

  • Antecedente: Salidas frecuentes a bares y restaurantes ruidosos.

  • Respuesta emocional: María se siente incómoda, emocionalmente no está a gusto.

  • Conducta: Se retrae en las conversaciones y se retira en cuanto puede de estas situaciones sociales.

  • Consecuencia: Las relaciones sociales de María se ven afectadas. Puede perder red de apoyo social y los reforzadores asociados a estas situaciones tan necesarios para el bienestar.


Para algunas personas, ciertos estímulos pueden desencadenar respuestas emocionales incómodas, abrumadoras y que no son bien toleradas. Esto culmina en conductas de evitación para evitar el malestar que a la corta funcionan, pero que en largo plazo limitan a la persona y reducen significativamente su bienestar. Vuelvo a repetir que el problema no es la sensibilidad, es lo que las personas con esa sensibilidad hacen para recuperar el bienestar.

 

Y AQUÍ VIENE LO QUE ENTIENDO COMO MAYOR PROBLEMA DERIVADO DE ETIQUETAR DE FORMA PATOLÓGICA A LAS PERSONAS QUE PRESENTAN ESTE PATRÓN DE SENSIBILIDAD

A mi me encanta que la psicología forme parte de la vida cotidiana de las personas, que cada vez haya menos resistencia al estigma de ir a terapia, que la gente tenga curiosidad y se forme en autoconocimiento y desarrollo personal. El problema es que tras este boom de la psicología que hemos tenido a nivel global tras la pandemia, se ha venido publicando tanta información y tan diversa (con base en la evidencia científica y sin ella), que hay mucha confusión sobre lo que realmente es un problema psicológico o un trastorno mental y lo que no.
A diario llegan a mi consulta personas que se han autodiagnosticado y que están convencidas de que tienen un trastorno obsesivo compulsivo porque les gusta tenerlo todo ordenado y limpio o que sus problemas de relación con la pareja se deben a que tiene un apego ansioso o a que él o ella es narcisista. El TOC o los problemas para relacionarse y vincularse a otras personas son cosas mucho más serias que lo que podamos leer en un post de Instagram (e incluyo los míos). Es información breve y superficial que puede llevar a equívocos. Además, he observado que van por rachas, por modas. Hace 5 o 6 años mis consultantes mujeres llegaban con el pesar de creerse personas emocionalmente dependientes, luego llegaron quienes pensaban tener un trastorno obsesivo compulsivo, ahora es frecuente que las personas se aquejen de que sus problemas se deben a convivir o trabajar con una persona narcisista…

Bueno, pues lo mismo está pasando con este constructo de persona altamente sensible. Es un concepto muy comercial, que llama mucho la atención y eso ha fomentado que a su sombra florezca un lucrativo mercado de libros de autoayuda, webinars y terapias de chichinabo que, en muchos casos, explotan el sufrimiento y la vulnerabilidad de las personas. Esta comercialización indiscriminada, por lo menos a mi, me plantea serias preocupaciones éticas y científicas que te resumo muy rápidamente:

1. Patologización de Diferencias Biológicas Naturales

Muchos autores y autoras de libros de autoayuda sobre alta sensibilidad tienden a patologizar diferencias biológicas naturales, presentando la alta sensibilidad como una condición patológica que necesita ser gestionada o curada. Es crucial reconocer que la sensibilidad es una característica inherente de la diversidad humana. No es una patología, sino una variabilidad natural en el espectro de rasgos de personalidad. Los enfoques que patologizan la sensibilidad pueden causar más daño que beneficio al hacer que las personas se sientan defectuosas o anormales. Estxs autorxs deberían enfocarse en promover la aceptación y la comprensión de estas diferencias, y no en tratar de “arreglar” algo que no está roto.

2. Exageración y Sensacionalismo

Algunos autores y autoras o ponentes en charlas y webinars promueven la idea de que ser altamente sensible es un "superpoder", exagerando las características positivas de la sensibilidad hasta un punto casi irreal. Aunque es valioso destacar las fortalezas de ser una persona altamente sensible, es irresponsable y engañoso presentarlo como un "superpoder". Esto puede crear expectativas poco realistas y desilusión cuando las personas descubren que sus desafíos diarios no desaparecen mágicamente. Un enfoque equilibrado que reconoce tanto las fortalezas como las dificultades de ser altamente sensible es esencial para proporcionar una visión realista y útil.
Por ejemplo, un libro que me ha hecho desear arrancarme los ojos de la cara y que considero una pérdida total de tiempo y dinero, pero que he querido leer para documentarme y escribir este post es “Altamente Sensible” de Jenn Granneman y Andre Sólo. Aquí lo dejo para que estés sobre aviso, luego no me vengas llorando.

3. Lucrarse con el Sufrimiento Ajeno

La comercialización de la alta sensibilidad a menudo implica explotar el sufrimiento de las personas vulnerables para obtener ganancias económicas, a través de libros, seminarios y cursos costosos que prometen soluciones mágicas. Los y las profesionales éticas priorizamos el bienestar de las personas sobre cualquier otro aspecto. Es importante ofrecer recursos accesibles y basados en la evidencia para ayudar a las personas a manejar su sensibilidad de manera efectiva. Esto incluye proporcionar información precisa, intervenciones basadas en la investigación científica real.

4. Falta de Base Científica

Muchos materiales de autoayuda sobre alta sensibilidad carecen de una base científica sólida y se basan en anécdotas y generalizaciones que no están respaldadas por la investigación empírica. Es fundamental que cualquier recurso educativo o de apoyo sobre alta sensibilidad se base en evidencia científica robusta. Los y las creadoras de contenido deberían colaborar con investigadorxs y profesionales de la salud mental para asegurar que sus recomendaciones estén fundamentadas en datos válidos y estudios revisados por pares. Esto no solo aumenta la credibilidad del material, sino que también garantiza que las personas reciban información que realmente pueda ayudarles.

5. Responsabilidad Ética y Profesional

La promoción irresponsable de la alta sensibilidad sin considerar las implicaciones éticas y profesionales puede llevar a consecuencias negativas para las personas altamente sensibles, incluyendo la autoetiquetación incorrecta y el uso inapropiado de estrategias de afrontamiento. Los profesionales que trabajan en este campo deben adherirse a los estándares éticos de su disciplina. Esto implica ofrecer orientación responsable, no fomentar la autoetiquetación sin un diagnóstico profesional adecuado, y proporcionar estrategias de afrontamiento que sean personalizadas y basadas en la evidencia. Además, es esencial fomentar una actitud de aceptación y autoempoderamiento en lugar de dependencia de soluciones externas.

 


EN RESUMEN Y PARA TERMINAR YA (QUE NO QUIERO SER PESÁH)

Si te consideras una persona altamente sensible, no hay nada malo ni a corregir en ti. Tampoco tienes súper poderes. Es mucho más probable que tengas un déficit en gestión de tus emociones a nivel fisiológico, cognitivo o conductual y que algunas intervenciones clínicas te ayuden a manejar esto de manera que no interfiera en tu bienestar. Creo que también merece la pena darle un repaso al mundo en el que estamos viviendo. Tal vez hay más personas altamente sensibles porque cada vez estamos más sobreestimulados, ¿no crees que esta podría ser una variable importante a tener en cuenta?
Visto así parece todavía más claro que el problema muchas veces no está en las personas, está en los contextos, por lo que crear y procurar entornos que minimicen el estrés puede mejorar muchísimo el bienestar de las personas sin necesidad de etiquetados inútiles, terapia o intervenciones clínicas.

Por supuesto, entrenarte en gestión emocional, tolerancia al malestar y manejo del estrés nunca está de más y seguramente que esto tendría un impacto positivo en tu vida seas o no altamente sensible.

 

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  1. Aron, E. (1996). The Highly Sensitive Person: How to Thrive When the World Overwhelms You. Broadway Books.

  2. Pluess, M. (2015). Individual Differences in Environmental Sensitivity. Child Development Perspectives, 9(3), 138-143.

  3. Lionetti, F., et al. (2018). Dandelions, Tulips and Orchids: Evidence for the Existence of Low-Sensitive, Medium-Sensitive and High-Sensitive Individuals. Translational Psychiatry, 8(24).

  4. Aron, E., & Aron, A. (1997). Sensory-Processing Sensitivity and Its Relation to Introversion and Emotionality. Journal of Personality and Social Psychology, 73(2), 345-368.

  5. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).

  6. Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).

  7. Acevedo, B. P., Aron, E. N., Aron, A., Sangster, M. D., Collins, N., y Brown, L. L. (2014). The Highly Sensitive Brain: An fMRI Study of Sensory Processing Sensitivity and Response to Others' Emotions. Brain and Behavior, 4(4), 580-594.

  8. Homberg, J. R., Schubert, D., & Gaspar, P. (2010). New Perspectives on the Neurobiology of Serotonin Transporter Genetic Variability. Biological Psychiatry, 68(6), 358-359.

  9. Aron, E. N., Aron, A., & Davies, K. M. (2005). Adult Shyness: The Interaction of Temperamental Sensitivity and an Adverse Childhood Environment. Personality and Social Psychology Bulletin, 31(2), 181-197.

  10. Altamente Sensible. Jenn Granneman, Andre Sólo. Editorial Grijalbo.

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