Covid-19 y la vuelta al cole
La emergencia sanitaria en la que estamos inmersos hace que muchos padres vivan con angustia la vuelta al colegio de sus hijos. En muchas ocasiones esa incertidumbre es percibida por los más pequeños de la casa pudiendo llegar a desarrollar un sentimiento de miedo extremo y rechazo al colegio. Para evitar que esa ansiedad pueda llegar a bloquearlos, los padres han hablar a sus hijos con naturalidad y explicarles, en función de cual sea su edad, cual es la situación que se está viviendo a la par que les ofrecen tranquilidad frente al coronavirus.
Las informaciones que estamos recibiendo son variadas y confusas así que es muy normal que también los adultos nos encontremos flotando sobre un mar de incertidumbre, sentimos angustia y estamos preocupados ante esta situación tan novedosa. Sin embargo debemos esforzarnos en intentar trasladarles la verdad, explicarles los nuevos protocolos e infundirles la noción de prudencia, todo ello adaptado al rango de edad del niño/a.
Está totalmente contraindicado decir que no pasa nada u ocultar la verdad. Los niños son seres extremadamente sensitivos y pueden percibir la angustia y malestar de los adultos por lo que esta información contradictoria podría confundirlos y enseñarles una forma incorrecta o no adaptativa de gestionar las emociones. Lo más importante en estos momentos es trasladarles la idea de normalidad pero con mucha prudencia. Es decir, que todos debemos llevar una vida lo más natural posible, pero siendo conscientes de que el contexto social ha cambiado y que tenemos que adaptarnos a esos pequeños cambios como el uso de la mascarilla, la higiene de las manos, el contacto social restringido en cuanto a número de personas y distancia física, la etiqueta respiratoria, etc. Todas estas son cosas que podemos enseñar a los niños y, por supuesto, debemos reforzar a través del ejemplo. Esto es fundamental.
También es importante que reconozcamos la excepcionalidad de la situación y que constantemente vamos a tener que ir adaptándonos a las circunstancias según estas se vayan dando. Es decir, estamos viendo como el virus se propaga de forma diferente en función de las zonas y los territorios. Nosotros tenemos que tener la templanza y la inteligencia de modular nuestro comportamiento según el contexto vaya variando en nuestra zona de influencia. Todos tendremos que hacer los cambios que tengamos que hacer llegado el momento o en función del escenario que se nos vaya presentando. Debemos fomentar la flexibilidad.
¿Cómo asumir como padres decisiones drásticas, como por ejemplo no llevar a tus hijos a las clases presenciales a pesar de que es obligatorio?
Opinar es gratis, tanto es así que todo el mundo tiene una opinión sobre todo. Probablemente haya padres que se sientan muy juzgados o criticados por tomar decisiones muy complicadas, como si se debe llevar o no a los niños al colegio, y que se sienten presionados tanto si eligen una cosa como la otra. Si es tu caso te recomiendo que te asesores bien, que medites tus decisiones, pero que una vez las tomes desde la lógica y la emotividad que esta situación nos mueve, no te dejes influenciar por algo que es eso: solo una opinión. Es mucho mejor que esa influencia provenga de la búsqueda de información vertida por expertos en la materia y que bases en ellas tus decisiones más importantes.
Quede claro que, desde La Psicóloga Online, se recomienda la escolarización presencial de los niños y que para tomar tu decisión me gustaría que tuvieras en cuenta los siguientes hechos:
El contacto con otros niños y con los profesores es imprescindible para el desarrollo infantil.
El aislamiento no favorece el crecimiento integral de los niños porque necesitan socializarse para desarrollar sus habilidades físicas, cognitivas y sociales.
El colegio es también un entorno privilegiado para que los niños aprendan a convivir con la pandemia y a relacionarse con los nuevos parámetros de prudencia que requiere la actual situación. Si no aprenden a socializarse con prudencia y limpieza en los contactos están condenados a hacerlo mal cuando salgan de su aislamiento.
El virus no va a desaparecer y tenemos que aprender a vivir con un cierto temor, hacer normal esta anormalidad.
Infórmate y elige buenas fuentes, porque la información es la herramienta más poderosa que existe para reducir la incertidumbre. Al bajar la incertidumbre baja también tu ansiedad y si tú estás tranquila, relajado, tus hijos también lo estarán. Es una especie de osmosis.
¿Cómo actuar en función del rango de edad de los niños?
De 0 a 6 años - transmitir seguridad
Entre los 0 y 6 años el miedo de los niños está muy relacionado con el miedo de los padres, que son sus referentes, por lo que en relación a estos niños tan pequeños hay que adoptar una postura segura y transmitir tranquilidad, aunque tú como padre/madre internamente no te sientas seguro/a. Ellos son como esponjas que absorben todo lo que emocionalmente puede perturbar a sus figuras de apego y aún no cuentan con las habilidades necesarias para saber gestionarlo adecuadamente, lo que les puede causar problemas a largo plazo. En esta fase es casi más importante cómo se dicen las cosas que lo que realmente se dice.
De 6 a 12 años - naturalizar la situación sin negar o edulcorar la realidad
En el caso de los niños de Primaria, de entre 6 y 12 años, los niños también reciben información de los profesores y el grupo de iguales. Comienzan además a verse influenciados por la información que les llega del exterior a través de canales como la televisión o Internet. Es probable que como madre/padre te veas sorprendido por preguntas directas del tipo “¿Qué pasa si me contagio?”; en este caso conviene no negar, no hacer como si no pasara nada evitando respuestas del tipo “no te preocupes, a ti eso no te va a a pasar”, etc. Es muy importante no enseñarles a negar la realidad y también es una oportunidad fabulosa para que aprendan a diferenciar lo posible de lo probable. La respuesta más correcta ante estas inquietudes tan normales que pueden surgir es aceptar que es una posibilidad el hecho de que papá, mamá o él/ella misma se contagie y que eso es algo que no se puede controlar, pero que se puede rebajar la probabilidad de que ocurra tomando medidas, haciendo cosas que uno sí puede controlar como lavarse las manos, usar la mascarilla y el gel hidroalcoholico, mantener un grupo de amigos estable, etc.
Se trata de que le aportes información para que se sienta más seguro/a. Si son muy pequeños todavía (6-8 años), puedes utilizar el pensamiento mágico para tranquilizarles apelando a sus personajes de ficción favoritos, dándoles un “gel mágico” para proteger sus manos, hablando de los superpoderes de la limpieza, etc.
A PARTIR DE LOS 12 AÑOS - PREADOLESCENCIA Y ADOLESCENCIA - INFORMAR
Cuando hablamos de preadolescentes y adolescentes debemos tener en cuenta que la esfera de máxima influencia sobre ellos es el grupo de iguales: sus amigos. Aun así, en esta etapa de la vida se recomienda ser totalmente transparente con ellos y hablarles también de nuestros miedos e inseguridades, comentarles qué cosas concretas son la que nos preocupan. Al mismo tiempo, podemos hablar sobre las medidas de prevención y de por qué se deben cumplir aunque otros no lo hagan y servirles como modelos a la hora de manejar la incertidumbre sobre qué puede pasar. Enseñarles a no tener miedo pero a ser muy prudentes.
Normalizar al máximo la situación
En relación al resto del proceso de la vuelta al cole, os recomiendo hacerlo todo como siempre habéis hecho, con la mayor naturalidad. Que vuestras actividades y conversaciones en relación al colegio tengan que ver inevitablemente con el COVID y su gestión, sí, pero también y sobre todo que estén relacionadas con las cosas que han visto en el cole, lo que han aprendido, con quién han compartidos sus juegos, qué actividades han realizado, etc.
Si os encontráis con el extra de que vuestro/a hijo/a no quiere recuperar la rutina escolar y se opone a volver a clase, lo primero es no entrar en pánico, alarmarse o enfadarse, sino intentar comprender e identificar cuál es el motivo. Solo aislando la causa, podemos modular nuestro discurso con ellos para poder ser así más persuasivos mediante la información que les facilitamos. Averiguar cuáles son las reticencias del niño/a para luego ir poco a poco desmontándolas y persuadiéndoles de la necesidad de volver al colegio con la mayor normalidad que nos sea posible.
Es muy importante que aprovechéis la ocasión que se presenta para enseñarles a afrontar las adversidades y entender que en la vida a veces tenemos que hacer cosas aunque a uno no le apetezcan o no le gusten.
Si se detecta de una cuestión de miedo, de fobia o ansiedad, es conveniente tomarse un tiempo de análisis para comprobar si se trata de un miedo preventivo o paralizante. En el caso de que sea este último, habría que hacer un trabajo de aproximaciones sucesivas para convertirlo en un miedo preventivo, mucho más racional y fácil de gestionar. Al fin y al cabo este miedo es con el que nos movemos la mayoría de los adultos, un miedo totalmente normal y adaptativo, pero con el que se puede convivir y que, sobre todo, no nos sentimos limitados como seres humanos.